JUNIOR TU PAPA

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EL MEJOR EQUIPO DE COLOMBIA

martes, 8 de septiembre de 2009

PABLO NERUDA



Pablo Neruda
Amor
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.

El tigre

Soy el tigre.

Te acecho entre las hojas

anchas como lingotes

de mineral mojado.



El río blanco crece

bajo la niebla. Llegas.



Desnuda te sumerges.

Espero.



Entonces en un salto

de fuego, sangre, dientes,

de un zarpazo derribo

tu pecho, tus caderas.



Bebo tu sangre, rompo

tus miembros uno a uno.



Y me quedo velando

por años en la selva

tus huesos, tu ceniza,

inmóvil, lejos

del odio y de la cólera,

desarmado en tu muerte,

cruzado por las lianas,

inmóvil, lejos

del odio y de la cólera,

desarmado en tu muerte,

cruzado por las lianas,

inmóvil en la lluvia,

centinela implacable

de mi amor asesino.


Poema 12

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma


Poema 15

 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.



Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.



Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.



Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.



Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa bastan.

Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

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